Ya en la entrada del 12-02-15 os comenté que había una habitación en el primer piso en la que el suelo se hundía hacia la parte central y que, deduje, se debía a un error de construcción, ya que no encontramos en mal estado ni las vigas ni las bovedillas que sostienen ese techo. Quizás el problema se produjo durante el proceso de asentamiento de los materiales, después de haberlo construido, aunque, de todas maneras, me parece un error intolerable. Además, los demás cuartos del primer piso estaban desnivelados también, hundiéndose de manera evidente hacia la terraza interior (sur) y hacia el lado oeste. Yo no me explico como pudieron hacer una chapuza así. Sobre todo teniendo en cuenta que si compruebas los niveles del techo que hay debajo, estos son bastante correctos: misterios de las casas viejas y de los seres humanos que las construyen. El caso es que había que arreglarlo y para ello procedí a levantar las baldosas del suelo.
Esto se hace para aliviar de peso las vigas que sostienen el piso, ya que el siguiente paso será echar un montón de quilos de mortero para nivelarlo y no conviene sobrecargarlo. En su mayor parte no fue difícil, ya que las baldosas son gruesas, fabricadas con cemento y estaban pegadas con mortero. Una vez que se rompen un par de ellas, se mete el cincel por debajo de las siguientes, se golpea fuerte con la maza y suelen desprenderse, más o menos enteras, del mortero que las agarra. Así, se van sacando hilera por hilera. En algún caso están más pegadas y hay que hacerlas cachitos, pero, afortunadamente, son las menos.
Una vez limpio de baldosas el suelo, colocamos encima de la parte central (la más hundida) una placa de mallazo para que reparta las cargas del nuevo mortero que volcaremos encima por una buena parte de la habitación. Podíamos haberlo cubierto todo de mallazo, pero no parecía necesario, ya que se veía muy sólido el suelo.
Luego, con la inestimable ayuda de un colega (muchísimas gracias desde estas líneas) juntamos entre sí un par de montantes de tres metros de largo para hacerlos
más fuertes y los utilizamos como regle para tomar los niveles de la
habitación (sirve cualquier otra
cosa larga y recta que tengamos a mano), siempre partiendo desde su punto más alto. Como se puede apreciar en la foto, utilizamos trozos de rasillas, baldosas o azulejos, como testigos que nos indicarán el nivel correcto en los puntos que están hundidos cuando echemos las líneas de mortero que nos servirán de guías.
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