viernes, 16 de enero de 2015

Toques finales

   Con la reforma de la cocina acabamos con la última de las etapas en la rehabilitación del piso. Pero todavía nos quedaban algunos pequeños arreglos por hacer en la terraza: al poner las ventanas nuevas los desniveles y bollos en las paredes resultaban muy evidentes, así que tuvimos que enrasarlas con una capa de mortero y luego las pintamos con una pintura de efectos para exteriores roja. También construimos un armario de madera para cubrir la caldera (que está colgada de la pared del último cuartito que reformamos, por la parte exterior) y así protegerla de la lluvia y del potente sol que pega en la terraza (orientada hacia el sur). Por último, al banco de madera que utilizábamos para trabajar le pusimos dos tableros laterales y uno frontal extraíble (tal y como os expliqué en la entrada del 04/09/14) y así montamos otro armarito para guardar la tierra de las macetas, éstas mismas y algunas herramientas.






   Aunque la transformación de nuestro viejo piso en un dúplex/loft, combinando los elementos tradicionales con otros más modernos, ha sido un proceso largo y, a veces, duro y complicado (pero otras no), la satisfacción que nos proporciona vivir en un lugar construido con nuestras propias manos y a nuestro estilo compensa con creces las fatigas sufridas y nos llena de orgullo.

   Por otro lado, nunca nos habríamos podido permitir (a nivel económico) una reforma de este calibre si se la hubiéramos tenido que encargar y pagar a un equipo de profesionales. Parte del dinero que nos hemos ahorrado haciéndolo nosotros mismos lo hemos podido invertir en materiales de mejor calidad, mejorando los acabados. Y dudo mucho de que este tipo de trabajo, de restauración, que requiere la paciencia y el cuidado de un anticuario o de un arqueólogo, lo hubieran realizado con el mimo con que lo hemos hecho nosotros: desgraciadamente, los profesionales del sector van a destajo (como bien pudimos comprobar durante los tres meses que duró la reforma del tejado y la fachada) y no se detienen en cuidar los detalles, lo que repercute inevitablemente en un acabado final burdo.

   En vista de lo positiva que ha sido la experiencia, hemos decidido continuar en esta línea y, cuando ha surgido la oportunidad, la hemos aprovechado. Hemos encontrado en nuestra misma ciudad una casa (no piso, casa) de 1920 en bastante buen estado estructural (pero que se ha de reformar completamente), con una orientación similar a nuestro piso (norte la fachada exterior/sur el patio-terraza, más o menos), cerca del centro urbano y de un gran parque.

   Así que a partir de ahora, en estas mismas páginas os contaré, prácticamente en tiempo real (a diferencia de lo explicado hasta el momento), el proceso de rehabilitación de esta casa. Que dentro de un tiempo será nuestro nuevo hogar. Nos vemos en la próxima entrada.

   Saludos.

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