En realidad, la profundidad que yo creía necesaria, porque en cuanto el fontanero vio el agujero sacó su taladro de 24 voltios (el mío es de 12 solo) y se puso a perforar hasta casi alcanzar la pared del vecino. Igualmente, amplió las regatas que había hecho para conectar con la conducción general de la calle (entrada de agua al contador) y hacia la llave de paso que se pondría en la casa. Les gusta trabajar holgadamente a los profesionales, sin estrecheces. Una vez satisfecho, colocamos la caja en su sitio y mientras yo la sujetaba él le puso cemento rápido (un cemento especial que fragua en pocos minutos, muy indicado para estas labores) alrededor para fijarla. Manteniendo un regle apoyado contra ella dejamos que se asentara y unas horas más tarde rellené con mortero todo el perímetro exterior hasta igualar más o menos la pared.
Y así se quedará por una larga temporada, hasta el día que nos metamos con la rehabilitación de la fachada. Ya con la caja en su sitio, el fontanero hizo diversos empalmes con tubería y codos de cobre hasta donde puso la llave de paso. A partir de ella y aprovechando la regata donde había estado empotrada la vieja instalación de plomo, extendió un tubo de goma a todo lo largo de la casa, hasta el patio (actualmente están usándose más este tipo de tuberías que las clásicas de cobre, que tienden a quedar restringidas para el agua caliente).
Mientras yo sujetaba el tubo él colocó pegotes de cemento rápido cada cierta distancia, para que se mantuviera dentro de la regata. Al final le puso uno de los grifos de jardín viejos que había por la casa y quedó lista la instalación provisional de agua. Según vayamos avanzando con la restauración iremos cortando y empalmando tuberías para dar servicio a la cocina, los baños, lavadora, etc.
Ya con el correspondiente "Boletín de la instalación interior para el suministramiento de agua mediante contador" firmado volví a la empresa gestora y, una semana después, sus técnicos vinieron a colocar el contador y realizar el empalme con la conducción municipal. Justo a tiempo, porque dos o tres días antes se me había caído al pozo el cubo que utilizaba para sacar agua de él, al romperse la cuerda con que lo subía y, como consecuencia de ello, había estado utilizando exclusivamente los depósitos, que estaban ya prácticamente vacíos. Así me fue más fácil quitarlos.
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