Nivelado el suelo con una capa de mortero había que elevar la parte del baño donde iría la ducha. Ha de tener un poco más de altura que el piso para que la tubería del desagüe tenga una cierta inclinación y el agua pueda evacuarse sin problemas. Para ello se ha de poner una hilera de ladrillos delimitando el ámbito de la ducha. Sobre estos ladrillos se puede instalar un plato de ducha y una mampara de cristal convencionales, de las que te venden en los almacenes. Pero como no se ajustaban a las dimensiones que tenía el espacio que habíamos construido al efecto (no tuvimos en cuenta que los tamaños que se comercializan son limitados) decidimos hacerla de obra. Aunque antes colocamos el suelo cerámico que habíamos elegido para el baño, colorido y especialmente resistente.
Primero, marcamos con tiza en el suelo unas líneas maestras y, desde dentro hacia fuera (desde el fondo hacia la puerta), extendimos una capa de cemento cola del tamaño de un par de baldosas, rascamos con una llana con peine y colocamos encima la primera baldosa, presionando fuerte. Se ponen unas crucetas de 2 o 3 mms en las esquinas y se coloca la siguiente. Se nivelan entre ellas y con el resto del piso golpeándolas, si hace falta, con una maza de goma y se sigue hasta completar toda la superficie. Algunas habrá que cortarlas para adaptarlas a las esquinas y para ello utilizaremos un cortador cerámico, manual o eléctrico. Hay que dejar una junta de dilatación con las paredes y otra con el suelo colocado previamente, donde más adelante pondríamos un embellecedor.
Continuamos con el azulejado de las paredes, empezando desde abajo hacia arriba. Se trata, básicamente, del mismo proceso: se extiende el cemento cola, se peina y se van colocando azulejos, presionando con fuerza para que se adhieran bien. Se dejan crucetas entre ellos y se controla el nivel todo el rato. La diferencia está en el cemento cola, que ha de ser elástico, especial para superficies de cartón-yeso. Habíamos comprado unos azulejos de tipo rústico y los colocamos recubriendo enteramente las paredes pero en dos posiciones distintas, como podéis ver abajo: la parte baja en diagonal, formando rombos y desde media altura en línea, formando hileras.
La pasta de juntas también fue diferente para la parte baja (roja como la del suelo, para darle una cierta continuidad al conjunto) y para la alta (color vainilla). Entre ambas zonas pusimos una cenefa, así como en la junta entre el suelo y la pared. Los restos de cemento cola, ladrillos, baldosas y azulejos los íbamos echando alrededor de las tuberías preinstaladas de la ducha para ir rellenando todo ese espacio.
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