Esto se puede hacer con una lijadora eléctrica y mucha paciencia, pero si las puertas no son lisas, como era nuestro caso, es difícil llegar a las esquinas y recovecos que forman las molduras (aunque hay lijadoras de base triangular y pequeño tamaño que se adaptan a ello). Así que es más práctico utilizar una pistola de aire caliente, que es básicamente como un secador de pelo pero con mayor potencia.
Según se van formando burbujas en la pintura bajo el chorro de aire, con una espátula las vamos levantando y arrojamos al suelo los restos producidos (cuidado, que pueden estar muy calientes). Hay que utilizar guantes, mascarilla y gafas de protección y realizar esta actividad al aire libre. Se ha de tener cuidado en no aplicar el chorro de aire demasiado cerca o demasiado tiempo sobre la misma zona de la madera, ya que si no la chamuscaremos (estas quemaduras se pueden disimular luego, más o menos, al lijar).
Una vez eliminada la pintura, procedimos a lijar la madera para acabar con cualquier rastro que hubiera quedado. Cuando estuvo en su color natural rellenamos con pasta de madera los agujeros de carcoma (que previamente habíamos inundado con líquido anticarcomas) y otros defectos. Luego le aplicamos tres capas de barniz ecológico, dejando entre una y otra que pasaran entre doce y veinticuatro horas. Colocamos los pomos y las bisagras nuevas y éstas las atornillamos a los marcos que habíamos montado sobre los tabiques de yeso laminado. Ya teníamos puertas "nuevas" en el cuarto de baño y la cocina (los únicos espacios interiores de la casa compartimentados).
Si al cabo de un tiempo las puertas chirrían, puede ser por culpa de las bisagras o del roce entre sí de la madera. En el primer caso se les aplica internamente algún tipo de lubricante y en el segundo se untan con aceite todos los cantos de las puertas. Saludos.
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