jueves, 22 de mayo de 2014

Si nosotros lo hicimos tú también puedes. Hazlo tú mismo

   Si hace unos años alguien me hubiera dicho que terminaría reformando completamente mi viejo piso, le habría contestado que no sabía bien lo que decía. A pesar de que era un piso antiguo (la casa tiene unos 100 años) vivíamos a gusto en él. Es céntrico, pero está en una zona tranquila y tiene una terraza muy soleada. No, definitivamente, no pensábamos meternos en una reforma de envergadura. Ni siquiera me interesaba el bricolaje, aunque a mi pareja sí.



   Lo malo era que al no haber sido sometido a un mantenimiento regular, el edificio tenía problemas estructurales tales como goteras en el tejado y grietas en el rebozado de la fachada (que amenazaban con precipitar algún pedazo de cemento sobre cualquier transeúnte desafortunado). Y cuando la pequeña comunidad decidió arreglar definitivamente estas carencias, a nosotros el mundo se nos vino encima. Con los trabajos que efectuó una empresa de construcción en el tejado y la fachada, nuestro piso, que es el superior, quedó prácticamente destruido y nos tuvimos que ir durante unos meses a casa de los familiares. Al estar bajo el tejado, nuestro piso fue el epicentro del terremoto que provocaron los albañiles que lo reconstruyeron (lo tiraron abajo y lo volvieron a hacer nuevo), quedando prácticamente inhabitable. Había que hacer algo y pronto. Y no teníamos mucho más dinero después de pagar esta destructiva reforma. Ni tampoco ganas de pedir otro préstamo añadido al del piso (y menos mal que no lo hicimos viendo lo que ha pasado después). Así que emprendimos la magna tarea de arreglarlo nosotros mismos, con la inestimable colaboración de algunos amigos y familiares.

   Los tres meses que sufrimos los trabajos de rehabilitación de tejado y fachada nos sirvieron para aprender algunos métodos y trucos relacionados con las labores de construcción, así como para perderle el miedo a un oficio en el que aparecíamos como neófitos. Los consejos de amigos profesionales y las publicaciones especializadas de bricolaje y decoración hicieron el resto. Y reformamos completamente nuestro piso, convirtiéndolo en un espacio abierto, luminoso y acogedor, moderno y a la vez rústico, en el que multiplicamos los metros cuadrados habitables al construir un altillo de madera, que serviría como dormitorio (aprovechando el espacio ganado al eliminar el techo falso): un duplex-loft, vamos.


   En esta bitácora os voy a ir contando nuestro proceso de autoaprendizaje y reconstrucción. Aquí iré mostrando las soluciones prácticas que les dimos a los múltiples problemas con los que nos fuimos encontrando. Espero que os resulte interesante. Si nosotros pudimos hacerlo tú también puedes. Sólo hace falta tomar la decisión.

   A ver si mañana o pasado os subo unas fotitos del antes, durante, después y ahora del piso, para que veáis la diferencia. Saludos.

2 comentarios:

  1. Buenas Ángel! nos parece estupendo este blog, muy buena esta iniciativa, te animamos a que nos vayas contando todos las peripecias que habéis pasado estos años (aunque nosotros ya hemos visto toda la evolución jeje. Nos pusimos especialmente contentos el día que os decidisteis a poner la calefacción, ya que las cenas en vuestra casa parecían un viaje temático a Laponia y solo lográbamos entrar en calor gracias al vino y posterior tequila).
    Abrazos y carantoñas de David & Silvia

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    1. Bueno, ya no pasaréis más frío. Y aunque conocéis bien la aventura del piso, aquí la vais a ver desde otro punto de vista. Un abrazo, Angel

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