Y era de unos cuatro metros y medio, suficiente para
construir una estructura de madera en la que instalaríamos el dormitorio principal.
Podíamos poner el suelo de este altillo a dos metros y medio de altura y así nos quedarían dos metros útiles en la parte central. Como el tejado va bajando progresivamente hacia el norte y hacia el sur, limitaríamos la planta del altillo a los veinte metros cuadrados centrales del piso, ya que más allá de esta área el techo hubiera resultado demasiado bajo, con lo que se haría incómodo moverse.
Una vez que los albañiles acabaron de arreglar el tejado nosotros nos pusimos manos a la obra. Consultamos con el arquitecto acerca de algunos aspectos técnicos como la distancia que debían guardar las vigas con respecto al dintel de la puerta de entrada, su nivelación, el método de fijación, etc. Y lo primero que nos pusimos a hacer fueron unos agujeros en la pared donde irían incrustadas las vigas de madera que servirían de soporte para los tablones machihembrados que formarían el suelo.
Estos agujeros debían estar todos al mismo nivel para que el suelo del altillo estuviera liso. Y para conseguir esta nivelación no valía tomar las alturas a partir del piso de la casa, que presentaba muchos desniveles. Había que utilizar un nivel de agua (el método más sencillo, el de siempre) o uno láser (el sistema moderno).
Mañana os sigo contando.
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